Acontecimientos
importantes en la política israelí en los últimos días: Benjamín Netaniahu,
actual Primer Ministro y líder del partido Likud ha logrado formar el gobierno
de coalisión más amplio en la historia del país. Con ésta, su gobierno cuenta
con 94 de los 120 asientos del parlamento. Uno dominio total, con una oposición
arrinconada y dividida.
El gobierno
tiene su base en el Likud, pero ha sumado a los partidos religiosos, tanto
ashkenazitas como sefarditas, a los partidos de inmigrantes rusos y ahora, a un
Kadima (el partido más votado hace 3 años) liderado por Shaul Mofaz, un ex militar
mediocre, pero sagaz en maniobras políticas.
Así, el
dominio de la derecha política y del oportunismo no-ideológico es total. El
centro es un campo de batalla abandonado. La izquierda es raquítica e
inoperante.
Y surgen
aquí dos preguntas: 1. ¿Cómo puede suceder esto si hace menos de 1 año el país
vió las mayores manifestaciones de la historia en contra de las políticas del
gobierno? Y 2. ¿Cómo puede suceder esto 20 años después de un dominio absoluto
de la izquierda en la política israelí?
Sin duda
ambos fenómenos están relacionados. Partamos respondiendo la segunda pregunta.
Cuando a
principios de los 90s, la izquierda gobernó de pared a pared, con un partido
Laboral enorme y pujante y un Meretz más grande que nunca (tenía 17
parlamentarios, hoy creo que tiene 2), ambos cometieron errores tácticos
tremendos. Errores que explican su situación actual.
Los
laboristas olvidaron absolutamente la defensa de la clase media y de los trabajadores, embarcándose en una economía capitalista ‘soft’, abandonaron a los sindicatos,
a los empleados, a la gente común y corriente con sus problemas diarios.
Por su
parte, Meretz apostó todas sus cartas a la paz con los palestinos, olvidándose
que Israel puede lograr el 50% de esa paz, pero que el otro 50% depende de los
palestinos, y estos jamás fueron socios serios y creíbles. Aún no lo son.
A los pocos
años, el grueso de la población israelí se sentía traicionada por los
laboristas y veía como la izquierda seguía hablando de paz con un 'posible socio' que cada día asesinaba más israelíes, cada día te odiaba más y cada día
se armaba más para ‘destruirte’.
El único
escape político democrátco fue la derecha, la que – por lo menos – ofrecía más
realismo con relación al conflicto con los palestinos. La derecha es esos años
se vió también apoyada por fuerzas de centro: Ehud Barak, un ex buen militar, pero
político mediocre, Tzipi Livni y un legendario patriota, héroe de guerras, como
Ariel Sharón, admirado de la gente por su compromiso total con el país, más allá
de sus falencias políticas.
Hoy, el
partido Laboral trata de revivir banderas de justicia social y defensa de la
clase media a manos de Jely Yejimovich, una ex periodista carismática e
inteligente. ¿Lo logrará?
Y Meretz
lamentablemente se ha disuelto en un mensaje pacifista con el que gran parte
del público podría estar de acuerdo... siempre y cuando los palestinos muestren
credibilidad en los pasos para conseguir la paz. Por supuesto, los casi mil
proyectiles lanzados desde Gaza contra la población civil israelí en los últimos
tiempos indican algo muy contrario... fatal para las aspiraciones
eleccionarias de la izquierda.
Entonces,
una enorme cantidad de gente podrá salir a la calle a decirle al gobierno que
sus políticas económicas están erradas, que pasar el mes está muy difícil, que
la educación necesita cambios importantes... pero llegado el momento de votar,
esa misma gran mayoría votará por los políticos que parecen más realistas, más
prácticos, que velarán por los intereses del país en el ámbito mundial y que no
serán ‘naive’ ante los diferentes peligros que Israel enfrenta al sur, al norte
y desde más allá, Irán.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario