Inicié la temporada cálida del año por allá por primavera con un libro de cuentos cortos, Suddenly, a Knock on the Door (Y de pronto un golpe en la puerta), del israelí Etgar Keret. Aquí Keret continúa con su conocido estilo de relatos bien cortos, extraños, llenos de fantasía, con situaciones del diario vivir que de pronto se desvían hacia terrenos inesperados.
De lectura rápida y entretenida, fué un bien comienzo para la temporada.
Seguí con una novela gráfica, Nonnonba, del japonés Shigeru Mizuki, en la que el autor nos lleva hasta su infancia y la creciente relación con su abuela, Nonnonba, la que lo introduce en el mundo de las leyendas y mitos japoneses. Con el tiempo Mizuki se ha convertido en un experto en el tema, siendo premiado y condecorado por autoridades e historiadores.
Bien contada, bien dibujada y llena de nostalgia y humor. Buena.
La siguiente estación fué The Historian (La Historiadora), de la estadounidense Elizabeth Kostova. Una novela que venía con buena crítica y que está bien escrita, pero que adolece de lentitud y repetitividad. Será muy interesante a quienes gusten de las descripciones detalladas y de los viajes y lugares extraños de Europa. Tiene un buen nudo argumental, pero que - para mi - se desarrolla muy paso a paso. Fué menos que las anteriores.
En estos momentos estoy en los capítulos finales de Popular Hits in the Showa Era, una novela del japonés Ryu Murakami que es todo lo contrario: rápida, inesperada, de desarrollo frenético y casi demente. Como ha pasado con libros anteriores de Murakami, éste también se fué a película - Karioki Terror, le llamaron para el cine. Cinta que no he visto.
Una novela de paso rápido, no muy gruesa, llena de acción, de humor y de situaciones exageradas. Entretenida.
Así va la cuestión literaria. Más actualizaciones cuando de para eso.
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