
No hay nada que hacerle. Adónde escapes, la ciudad te persigue.
Yo vivía en lo que era la última calle de la ciudad. Después había bosques, un riachuelo, una lagunita y más allá, más bosque. Conocida como Meadowlands, esta era un área natural que separaba la ciudad de Hamilton del villorrio de Ancaster (Ontario, Canadá).
A pesar de ser cruzada por torres y líneas de alta tensión, Meadowlands consevaba intacta su flora y su fauna y uno podía ver ciervos, mapaches, opossums, conejos, las omnipresentes ardillas, chipmunks y una tremenda variedad de pájaros, de trino y de presa - cardenales, golondrinas, patos, gansos y lechuzas eran habituales de los suburbios aledaños.
Hace unos veranos mi barrio, por ejemplo, fue invadido por un grupo de pavos silvestres que recorrieron las calles y los patios con fantástico atrevimiento.
Lindo. Al menos para todos esos que preferimos la naturaleza y los animales a las calles y el ser humano. Pero no hay mucho que se pueda hacer: adónde uno escape de la bulliciosa y contaminante ciudad, allá va la ciudad tras uno, y uno escapa más lejos y al cabo de un tiempo allá llega ella con su crecimiento de tumor maligno. Rápido y metastásico.
Ayer, después de almuerzo, salí a pasear por los alrededores, por lo que una vez la Meadowlands natural y ahora es la Meadowlands construída y en proceso de expansión. Porque el nombre no se lo han cambiado. La zona sigue llamándose así, como para darle - a la gente que se va a vivir allí - la sensación de que se van a la pradera, quizás. No se.
El asunto es que ayer (lunes 9 de Nov, 2009) anduve por Meadowlands y tomé varias fotos. Otoño tardío aquí en Canadá. Árboles y pastizales se preparan para el invierno. Pero la tarde estaba rica. Aquí tienen dos fotos. En Flickr pueden ver éstas y el resto a mayor tamaño.

2 comentarios:
una pena que todo derive al cemento. Al menos te quedará el recuerdo.
saludos
así es, CU - gracias!
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