Hoy leí un post en El mundo sigue ahí, el blog de Roberto Arancibia, uno de los más antiguos y seguidos en Chile (y en Extranja también).
El post trata de una entrevista que le hicieron a Roberto. Por ahí le preguntan que qué sería si no fuera publicista, y responde, seguro: periodista.
Eso de saber lo que queremos ser, es saber quiénes somos. Cuestión nada de fácil. Al menos para la mayoría. Sobre todo cuando uno es joven y la vida se le viene encima en esos años finales del colegio.
Tiempos en que uno tenía que decidirse por algo. Las alternativas eran intentar continuar estudios en alguna universidad (en esa época había sólo ocho en todo Chile), ingresar al mundo laboral, o seguir estudios en alguna "carrera corta" que entregara pronto un "cartón" con el que salir a pelearla.
En esos años en Chile, hacías una de esas tres cosas. La posibilidad de estudiar y trabajar como se usa en Norteamérica y Europa era bastante irreal. Quizás ahora haya cambiado.
Entre mis compañeros de colegio había muy pocos que tenían clara la película, que sabían con exactitud lo que querían ser y lo que iban a ser en la vida, más tarde o más temprano.
Ahora, en restrospectiva, me doy cuenta que eran esos con papás que influenciaban de manera rigurosa el camino a seguir. Esos con padres con profesiones clásicas como abogados, dentistas, ingenieros, iban a ser eso, o algo muy parecido. Y lo fueron.
Esos con papás metidos en el comercio o en el mundo de los negocios, marcharon a ser exactamente eso, en Chile o afuera. Y ya se los reconocía en el patio del colegio, hablando de "la importación de partes de autos", de la "tremenda demanda de repuestos para botes y lanchas en el sur del país..." y cosas así. Cuestiones que escuchaban, me imagino, en las conversaciones de papás y tíos en sus casas.
Tres de mis compañeros tenían claro que seguirían carreras uniformadas: la Marina, la Marina mercante y al Ejército.
Pero ese grupo de seguros era pequeño. El resto éramos los más. Esos que nos preguntábamos a diario qué queríamos ser o para qué seríamos buenos. No lo sabíamos. Al menos no lo sabíamos con certeza. Claro, la vida, los genes, ya nos habían dado indicios y señales de humo, pero nuestro lugar en el mundo tendríamos que descubrirlo por nosotros mismos.
Hoy las alternativas se han multiplicado. El mundo cambió y se crearon nuevos caminos al lado de esos tradicionales. Lo que es una mejora, mayor diversidad, más riqueza de opciones - entre tantas, una tendrá que ser la tuya! Hay que mirar bien y ser honesto con uno mismo al escoger.
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