15 febrero 2012

Los virus nos ayudaron a evolucionar

En el año 2000 científicos descubrieron una proteína llamada sincitina. Esta proteína es producida en algunas células bien específicas del embrión humano: en las células encargadas de formar la placenta. La sincitina, entonces, es esencial para el desarrollo normal de un ser humano en el útero materno.

Como toda proteína, la sincitina está codificada en nuestro ADN, en un gen. Increíblemente el gen que codifica la sincitina no es humano. Es un virus.
La capacidad de formar placenta ¿fué entregada a los mamíferos por un virus?, se preguntaron los científicos.

Así parece. Desde entonces han hallado el mismo gen de sincitina en chimpancés, gorilas y varias especies de mono. Ese gen también es viral y muy similar al 'humano'.
Hasta ahora se ha descubierto sincitina también en ratones y conejos. También, codificada por un gen viral. Hace poco se ha hallado una forma diferente de sincitina en gran cantidad de especies de carnívoros: perros, gatos, hienas también portan en su ADN un gen viral que permite a sus embriones formar placenta.

Va quedando claro que hace millones de años atrás – y en diferentes ocasiones – una cepa de virus infectó algún ancestro evolutivo de los mamíferos y les entregó la capacidad de formar placenta. Esta capacidad resultó ser muy conveniente y los mamíferos tuvieron, desde entonces, un tremendo éxito evolutivo.

Esta simbiosis entre virus y mamíferos no se limita sólo a la placenta: se han hallado unos 100.000 fragmentos de ADN de virus incrustados en nuestro ADN humano. Son tan numerosos que llegan a constituir un 8% de nuestro material genético.
¿Qué hacen estos virus metidos en nuestro ADN? Quizás la mayoría hayan mutado y se hayan inactivado, pero otros – como el de la sincitina – aún poseen capacidad para formar proteínas y participar en nuestro desarrollo. Sorpresas increíbles que la ciencia descubre día a día.

(Artículo original.)

No hay comentarios.: