09 septiembre 2012

Una milimétrica diferencia

Aún verano, días de sol, cielos azules, nubes como de algodón arrastradas por una brisa cada día un poco más fría.
Aún verano, pero ya se obserban las primeras hojas secas a la orilla del camino, amontonadas por el viento.
Aún verano, pero las estaciones de televisión ya anuncian los shows de otoño, muy próximos, a la vuelta de la esquina.

Es la cola del verano. Los últimos días. Aprovechar el patio hasta el final, un asadito, unas onces bajo el pino, poner agua fresca en la pileta para los pájaros - y éstos aún están aquí - a bañarse en la pileta llegan cardenales y azulejos, palomas y currucas. Ya se irán, emigrando al sur, con la llegada de los días más fríos. Pero todavía están aquí.

Los chicos regresaron al colegio, la gente volvió de vacaciones, el mundo del trabajo aceita sus ruedas de nuevo. Una nueva etapa comienza, una que a pesar de parecer tan conocida será ligeramente diferente a la anterior. Habrá pequeños cambios que se irán acumulando lentamente sobre nuestras vidas... y de pronto, sin darnos cuenta, seremos los mismos, pero seremos distintos. El tiempo, el año, el otoño que se acerca - tan conocido – entablará con nosotros una conversación diferente.

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