Un día de verano a mediados de los ‘80s yo hacía mi maleta para irme de Chile. Ahí estaban las cosas para ponerse en el cuerpo: calcetines, camisas, calzoncillos, etc.
Agregué unos pocos libros – de los que hablaremos en el futuro - y al final, antes de cerrarla, agregué unos casettes. Porque en los ‘80s no había CDs sino casettes. En ellos uno grababa sonidos sobre cintas que duraban 60 minutos, pero que las compañías trataban de extender hasta los 90 y 120 minutos.
Estos últimos, en los que podías meter dos horas de música, tenían una cinta muy delgada y se cortaba o enrredaba con traicionera facilidad.
Recuerdo con claridad los casettes que me llevé ese día y que siguieron viviendo conmigo por unos años hasta que, agotados, demasiado tocados, en plena senectud, se fueron en alma y cuerpo al cielo de los aparatos.
Fueron: ‘Passion, Grace and Fire’ un empacho de guitarreo acústico con nada menos que Paco de Lucía, John McLaughlin y Al Di Meola.
‘Electric Rendevus’, un extraordinario álbum – quizás el mejor de él – con Al Di Meola en guitarra eléctrica.
‘Fandango’, donde Herb Alpert hacía regresaba con varios temas que llegaron a ser muy populares, pero pasajeros.
El último casette no era oficial, era de esos pirateados, grabadas en él varias canciones de Eduardo Gatti, entre ellos el tema Los Momentos – que debe ser la canción chilena de todos los tiempos – en la versión original de Los Blops, y en una versión nueva que Gatti había grabado, me parece, a principios de los ‘80s.
De una manera u otra he ido recoleccionando toda esa música de nuevo. Lo último, lo de Eduardo Gatti, lo tengo nuevamente gracias al regalo que me envió mi querido amigo Carlitos Snoopy desde Quilpué.
Recuerdos a la rápida sobre cosas que no le interesan a nadie.
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