01 julio 2010

Los héroes: desde Moisés al Hombre-Araña (parte I)

Los héroes. Esos personajes que toda civilización tiene. Toda cultura, todo país tiene sus héroes. Incluso hay héroes de ciudad, de pueblo.

El héroe es alguien que, llegado un momento crucial, de vida o muerte, de supervivencia, se levanta y salva a su comunidad. Casi siempre este salvataje está basado en una pelea, en alguna batalla o una guerra, en la que el héroe se convierte en líder inspirador.
No siempre. Existen también esos héroes pequeños, no generales o comandantes, que salvan a su comunidad con astucia, con alguna idea o un  acto valiente en el momento exacto.

Lo que sí comparten todos los héroes es el sentido de sacrificio. Para ser héroe hay que sacar pecho, ponerse en evidencia, dar un paso el frente, ser ejemplo.
Pero esto debe ir acompañado de sacrificio propio: el héroe deja atrás la comodidad de su salón, abandona la seguridad de su casa, cuando está lejos y a salvo, regresa y se une a la pelea.
El héroe pone en juego todo lo que tiene: su familia, su carrera, su riqueza, finalmente su vida, por los demás. Por su tribu, por su ciudad o su país.

El heroismo conlleva una pérdida. Si después del acto de heroismo el héroe queda más rico de lo que era, o como pago de su heroismo la comunidad le regala propiedades y mansiones y vive una vida opulenta - no es considerado tanto un héroe.
Los héroes de verdad pierden algo, a veces mucho, por su heroismo. Son héroes por amor al arte, no por intereses materiales.

El prototipo de héroe occidental nace en la Biblia. Es el Moisés que deja la vida exquisita en palacio para exponerse a la ira del Faraón y para sacar a los judíos de la esclavitud en Egipto.
Es el Sansón, que aún enceguecido por sus captores, con sus últimas fuerzas, se las arregla para destruir su templo, muriendo allí, pero salvando a su pueblo.

Esos primeros libros de la Biblia nos entregan éstos y otros héroes hebreos: Yeoshúa, David, Bar Kojba. Más discutido como héroe es Ben Yair, que dirigió el levantamiento contra los romanos por ahí por el 70 EC.
La revuelta terminó con Ben Yair, sus hombres y las familias de éstos, rodeados por el ejército romano en Masada. Aguantaron como dos años y finalmente al verse perdidos, los que quedaban se mataron todos, después de acabar con sus propias familias.
Ben Yair es visto por muchos como un héroe - como un fanático, por otros. Algunos dicen que se debe rescatar el sentido de sacrificio hasta el final de la historia. Otros dicen que Ben Yair y su gente no eran más que unos extremistas sanguinarios.

Sin embargo, hay algo que todos esos héroes bíblicos comparten: humanidad. Todos son humanos, con flaquezas y fallas. Todos cometen errores y no llevan vidas angelicales en absoluto. Al leer con detalle estas leyendas, uno se percata que todos esos héroes son presentados como gente común y corriente: con sus calenturas, sus envidias, sus ánimos de venganza, sus iras y sus lujurias.

Y éste es un aspecto central en el prototipo de héroe bíblico: el héroe no es perfecto, su vida no es impecable, ni él es una persona maravillosa. Son humanos. No ángeles.

Ester, la heroína judía, salva a su pueblo de la aniquilación en Babilonia usando una mezcla de valentía, sacrificio y astucia. Es ese tipo de héroe que aparece en el momento justo y hace su movida salvadora.
Pero Ester no es "a good girl" en absoluto. No es educadita, ni virginal. Convence al emperador persa, primero seduciéndolo y después elimina al malvado Hamán con una trampa: la primera acusación de "sexual harassment" de la Historia.
(El Libro de Ester no es parte de la Biblia, sino es un libro acompañante. Se cree que la leyenda ha conservado los nombres históricos de los personajes, pero que es casi completamente ficción).

Los héroes bíblicos son humanos, no seres angelicales cuasi-perfectos. En esto, esos primeros héroes bíblicos comparten materia prima con los Super-héroes de las historietas del siglo XX: todos tienen su talón de Aquiles, su lado flaco, sus defectos.

Pero este tema da para largo y ya he escrito demasiado. Así que lo dejo hasta aquí por ahora. Lo continúo en una segunda parte.

(Pintura: El baño de Ester, de Teodoro Chasseriau, 1841)


3 comentarios:

Juan dijo...

Notable la reflexión.

Anónimo dijo...

Existen héroes en todas las culturas, y su heroísmo depende de quién escribe sus hazagnas, Manuel Rodíguez por ejemplo en Chile es reconocido por sus actos valerozos hasta dar su vida por la libertad de su patria. Me gustó el comentario, un abrazo, Carlos Amar

franhilz dijo...

gracias, Juan.
gracias, Carlos - Manuel Rodríguez es el típico héroe "bíblico", según la teoría que presento en el texto.
a diferencias de O'Higgins o los Carrera que son mejor descritos como "Padres de la Patria".
es una tenue, pero interesante diferencia.

abrazos!