He visto ‘Stake Land’, una película estadounidense del 2010. Clasificada de inmediato como apocalíptica-futurista,
dentro del género de terror.
Es la historia – que muchos temerán ya demasiado vista – de algunos sobrevivientes tras
la destrucción de la sociedad humana. Esta vez la causa de la debacle no son zombies, no una invasión extraterrestre, ni una pandemia viral. Esta vez son
vampiros. Unos que, por supuesto, medran en la noche y han conquistado enormes extensiones de la geografía terrestre.
Los pocos
humanos que quedan sobreviven en pequeños pueblos, o se han convertido en
vagabundos, que buscan alguna oportunidad entre bandas de maleantes y sectas
redentistas.
Dentro del marco
establecido en los últimos decenios por varias producciones famosas, ésta
parece ser una de tono menor y con menos recursos presupuestarios.
Pero eso no
es problema: cuando la historia es original, inteligente, bien actuada y bien
dirigida, la falta de presupuesto se supera. Y este es el caso de ‘Stake Land’.
Aparte de ser interesante y llena de acción y suspenso, el argumento está lleno
de sorpresas, detalles y novedades que exhiben una preocupación que va más allá
de la mera repetición de una fórmula conocida, popular y atrayente.
Una buena
película. No tuvo la inmensa campaña publicitaria que merece. Recomendada a
todos los amantes del género. No se arrepentirán.
Relacionados:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario