27 agosto 2012

Ir a la naturaleza sin ir

Para mí, esas camionetas con televisión instalada son una abominación cultural. Los que van sentados atrás – generalmente niños - ¿no soportan el castigo inmisericorde de ir mirando el paisaje por la ventana? Mientras ante ellos se despliegan barrios, calles, gente, bosques, montañas, valles y playas ¿ellos están más interesados en una película o en un capítulo más de la teleserie?

Pasear, mirar, observar la naturaleza – sin aderezos tecnológicos – es importante. Para el cuerpo y la mente. La incapacidad de tanta gente, muchas veces familias enteras, de conectarse con lo natural es triste. Y esa incapacidad se la transmiten a hijos y nietos. Más triste aún.

No van de paseo a la naturaleza, sino que transportan la casa – y su bullicio – al lugar donde van. Se instalan, frente a un hermoso lago rodeado de bosques, con radios a todo volúmen, teles para ver el partido, los niños juegan con sus teléfonos móviles, en vez de nadar, perseguir gaviotas o montar en bicicleta.
Estas familias llevan a la naturaleza, justamente todo eso que los enloquece y estresa durante la semana y de lo cual quieren escapar.

Recomiendo hacer lo contrario. Al ir de paseo, llevar agua, un snack, máquina fotográfica, quizás una guía de pájaros y flores. Dejar que lo natural nos traspase con silencio, con el trinar de pájaros o el zumbido de las libélulas. Poco a poco, a ritmo de brisa.

22 agosto 2012

Diversidad urbana

Una de las características de Canadá es la heterogeneidad de su población. Es, quizás, el país más heterogeneo del mundo, con una población compuesta en gran parte de inmigrantes llegados de todas partes del mundo.
Sólo otros dos países que conozco pueden competirle en este aspecto: los EEUU e Israel.. Si bien éste último es hogar para una población 85% judía, estos judíos vienen de todos los rincones del planeta, constituyendo una sociedad muy diversa en costumbres, lenguages, vestimentas y colores de piel.

Los países heterogeneos como Canadá entregan la posibilidad de escuchar diferentes idiomas y oler y probar comidas de culturas diferentes sólo caminando por la ciudad. Me imagino que a mucho xenófobo esto le espantaría, pero a mi me ancanta.
Para mi, pasear por Danforth, el barrio griego en Toronto o por su aledaño barrio hindú es un regalo a los sentidos. Más hacia el oeste de la ciudad, puedo pasar por el barrio portugués, por el extendido y bullente barrio chino – que alberga no sólo a la comunidad china si no a los asiáticos en general – y llegar a Little Italy, con sus restoranes y cafés.

Tal variedad cultural se refleja también en los supermercados. Éstos, aunque pertenezcan a la misma cadena, ofrecen productos diferentes según la vecindad que los rodea. En Hamilton, por ejemplo, los supermercados alrededor del barrio Westdale, tienen una sección completa de productos kosher, por la representatividad judía en el sector. Y es común ver también, en otras partes, negocios que ofrecen productos jalal, para la población musulmana del lugar.

Estos no son barrios exclusivos. Si bien en ellos hay una sociedad preponderante, cualquier persona o familia puede vivir en ellos, pues, por encima está el idioma inglés que unifica y la Ley canadiense que es para todos igual. Variedad, pero al mismo tiempo unidad y tolerancia. Me gusta.

18 agosto 2012

Cambio geográfico

Cajas de cartón se acumulan en la pieza del fondo. En torres de tres o cuatro, no muy grandes – para que no queden muy pesadas, ni se destruyan. Por fuera, escrito con marcador negro, el contenido.
Las cajas de cartón son el primer síntoma de un próximo cambio. Uno va preparando la mudanza con tiempo, acumula cajas que trae del supermercado y generalmente comienza a empaquetar cosas por los libros, los CDs y los DVDs.

Sí, un nuevo cambio de residencia. Llegamos a esta casa hace diez años, cuando aún mis hijas estaban en el colegio. Vivimos y nos acostumbramos a ella y al barrio: tranquilo, arbolado, verde. La nuestra era - en esos tiempos - la penúltima calle de la ciudad, más allá, el bosque, la naturaleza. En los primeros años veíamos ciervos, conejos, pequeños zorros, zarigueyas... después comenzaron a construir. La ciudad y su crecimiento imparable. Ahora hay una pequeña población a este lado, y otra enfrente.

Echaremos de menos esta casa y nos llevaremos de ella muchos recuerdos. Tantos asados con amigos en el patio, los desayunos bajo el pino en verano y otoño. Las fiestas cuando mis hijas se graduaron... en fin, la vida. Fue una hermosa etapa que ya termina. Las hijas se han ido y la casa se hace ridiculamente grande para nosotros solos. Cambiaremos la montaña por el downtown, lo verde por la ciudad. Una casa más pequeña y la posibilidad de ir a comprar el pan e ir al cine a pie.
Los cambios, los ciclos, las etapas de la vida. Comenzar cada uno de ellos con el corazón abierto.

12 agosto 2012

R.I.P. mecánico

Punto final. Mi auto murió de muerte repentina y definitiva. Un día de la semana pasada, al tratar de encenderlo en la mañana, el motor hizo ‘ñiiii ñiiií ñiiiíí...’ y no pasó nada. Un segundo y tercer intento produjeron respuestas como ‘takatakata!...’ y ‘trrr trrrr trrrr...’. Mucho ruido, pero poco motor.
Simplemente no partió. Uno, que ya por estas alturas se siente experto mecánico, piensa que simplemente es la batería, va y re-aprieta las conecciones. Un vecino más experto que uno diagnostica que es el ‘starter’. Y así...

Nada. Finalmente uno termina llamando la grúa de la CAA y transportando el autito al mecánico. Ahí queda. Como en el hospital, a espera de los exámenes y el diagnóstico de esos doctores de buzo azul engrasado.
Horas después el llamado no es alentador: ‘Tiene malo algo en la dirección, y los ejes no se qué...’ Pronostican una cuenta elevada.
Me llaman al día siguiente. Dos mecánicos y yo, mirando al auto enfermo, abierto y con las tripas afuera, conversamos sobre las posibilidades de curación. No son muchas y son caras. Mínimo dos a tres mil dólares. Quizás, nos preguntamos, no vale la pena.

Así es que ahí queda. Saco mis cosas de guanteras y maleta, lo cierro y le doy unas palmaditas de gracias y adiós en el capó. En chatarra me darán 600 dólares por él. Se va, finalmente, al cementerio de cacharros.
Gracias auto fiel. Alegremente me acompañaste los últimos cinco años. Al trabajo y a paseos, al supemercado y a vacaciones. Fiel como un perro mecánico. ¡Gracias! Que estés bien allá, en el cielo de los aparatos.

09 agosto 2012

Evolución terminológica

Y así van las cosas en este verano canadiense – uno bastante caluroso, calor que se acentúa con la alta humedad en la zona central. Un abrazo y muchas gracias a quien haya inventado en aire acondicionado.
Por lógicas razones territoriales, he seguido las Olimpíadas en inglés, y me he fijado en un nuevo término que se está usando a nivel deportivo en el mundo anglosajón. Es ‘deep’ – profundo. Lo usan tanto comentaristas como deportistas y parece haberse filtrado en todos los países de habla inglesa y en todos los deportes.

Cuando entrevistaron a algunas jugadoras de fútbol del equipo de EEUU una noche (todas tan elegantes y hermosas que era difícil reconocerlas desde los partidos) la arquero dijo: ‘This team is so deep’. Profundo ¿cómo un equipo puede ser profundo?
Usan el término para referirse a un grupo muy comprometido, ensamblado a varios niveles, que tiene muchos y diferentes recursos (deportivos y mentales). En fin, a un grupo sicológicamente muy unido y con muchas fuerzas de superación en momentos difíciles.

Profundo. Me pregunto si este nueva palabra de uso deportivo llegará también al mundo hispano. ¿Se hará la traducción literal y se comenzará a decir que el Barcelona es un equipo profundo? No sé. Quizás. Quizás ya lo hayan hecho.
Será interesante ver, en todo caso, cómo se distribuye y evoluciona el léxico deportivo, un léxico ahora de nivel global.

06 agosto 2012