El primer libro que leí - según mi memoria - fué La Isla del Tesoro, cuando tenía unos diez años. El segundo fue un libro de cuentos (regalo de un tío): Las Doradas Manzanas del Sol.
Éste segundo libro me hizo fan de Ray Bradbury y de los relatos cortos, de todo tipo. Al momento de elegir, siempre he salido de una librería con un volumen de cuentos más que con una novela.
Tras algunas páginas se tiene la certeza de que pronto habrá un cierre al asunto entre manos. Tal vez ese sea el mayor atractivo del cuento. No sé si sea eso, pero el libro de cuentos siempre ha ejercido en mí una atracción que no me preocupo en combatir.
Así, he andado entre los relatos irrespetuosos de Charles Bukovski, los extraños de Raymond Carver, los crudos de Ernst Hemingway, los imaginativos de Ray Bradbury... en vacaciones, alguna selección de cuentos de terror clásicos o 'lo mejor del año' en ciencia-ficción.
Lo primero que fuí capaz de leer en inglés (muy lentamente) fué una colección de relatos de Louis L'Amour que compré en rebaja y que usé más para aprender inglés que para auténticamente leer... aunque los cuentos estuvieron muy buenos. Después estuve con Complete Short Stories, de Ian Rankin - el que me hizo pasear por todo Edimburgo y alrededores.
En estos momentos estoy con 50 Great Short Stories, una colección de cuentos clásicos también comprada en rebaja. Es que el libro está en problemas. En estos tiempos de tele, videojuegos, iPad e internet en no más de 140 caracteres... quedan pocos lectores. El lector es una especie en extinción. Por lo tanto, se puede encontrar excelente literatura muy en rebaja. Y en formato antiguo: impresa con tinta sobre papel.
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