Para los que seguimos de cerca las idas y venidas de las relaciones entre israelíes y palestinos en el Medio Oriente se nos hace cada vez más claro que por estos días tanto para palestinos como para israelíes la paz es demasiado cara.
Ambos bandos, presionados en mayor medida por el nuevo gobierno estadounidense y por la Unión Europea, declaran estar dispuestos a reiniciar conversaciones de paz, pero en la práctica se dedican, cada uno por su lado, a poner trabas y más trabas a este mismo proceso.
Meses atrás, la media anti-israelí en Europa recibió al nuevo gobierno de Netaniahu en Israel con lágrimas y llantos - pronosticando más "terribles sufrimientos" para los palestinos, guerras y genocidios.
Como todo eso no era más que una exageración propagandística, nada de eso ha sucedido (ni sucederá). Lo único que el gobierno de Netaniahu ha hecho en terreno es promover proyectos de construir más casas israelíes en terrenos que los palestinos consideran suyos y en Jerusalén Este.
Por su parte, la Autoridad Palestina, con un renovado Majmud Abas a la cabeza siguen colocando precondiciones cada vez más rebuscadas para no reiniciar el diálogo.
Y es que ni Netaniahu ni Abas quieren conversaciones y menos aún, adelantos en tales supuestas conversaciones: prefieren el actual status qvo. Ese estado de semi-guerra-semi-conviviencia-semi-paz con que ambos pueblos viven ya por cuarenta años. ¿Por qué?
Porque para conseguir la paz ambos saben que deben ceder aquí y allá, saben que llegar a acuerdos es posible - si el asunto se encara con seriedad - y ninguno de los dos tiene los huevos suficientes como para pararse en frente de sus respectivos pueblos y decirles claramente que habrá que ceder en puntos importantes si se quiere ganar la paz.
Ni Netaniahu ni Abás tienen la capacidad de liderazgo ni la visión histórica para un paso así. Prefieren seguir en el juego de la guerra diaria, el terrorismo, las acusaciones mutuas, las promesas políticas. Es un juego que conocen bien y que les permite hacer en terreno, de facto, lo que desean sin tener que justificar ante sus pueblos ni ante sus conglomerados políticos entrega ninguna.
¿Que esto mantiene a israelíes y palestinos en la constante de la guerra y la violencia? Bueno, mala suerte - por ahora, para estos dos líderes no-líderes la paz es demasiado cara.
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