Puede ser que Obama se equivoque medio a medio colocando el tema más difícil - Jerusalén - a la cabeza de las negociaciones entre israelíes y palestinos.
Hasta ahora todo el mundo convenía en que había que adelantar negociaciones en todos los aspectos en que se podía llegar a acuerdos - que son muchos - dejando el hueso más duro - Jerusalén - para el final.
Esta idea se basaba en que si israelíes y palestinos llegaban antes a muchos acuerdos en distintas áreas (lo que ya se logró en el 2000), entonces para cuando se tocara el tema de Jerusalén habría más confianza y más disponibilidad en ambos bandos para resolver ese punto conflictivo.
Obama ha subido a la mesa Jerusalén primero, pensando quizás que si resuelve eso el resto será pan comido.
El tiempo dirá si tiene razón. Pero por ahora las negociaciones están absolutamente detenidas, como nunca en los últimos quince años.
En Israel, el gobierno de Netaniahu está haciendo lo que ideológicamente cree estar llamado a hacer: expandir y asegurar el dominio israelí todo lo que pueda en los territorios en disputa con los palestinos.
Su coalisión de partidos de derecha jamás a escondido esta pretensión - ni históricamente, ni ahora. Se puede estar en contra de esas metas ideológicas, pero no se lo puede culpar de "mentirle" a alguien.
Netaniahu no ganó las últimas elecciones - obtuvo la segunda votación después de la candidata de centro-izquierda Tzipi Livni, sin embargo ésta no fue capaz de formar una coalisión de partidos que sumara mayoría en el Parlamento. El mes de tiempo se cumplió y no lo logró, pasando esta responsabilidad entonces al segundo en votación, Netaniahu.
Éste sí pudo hacerlo: uniendo su partido, el Likud, con algunos partidos religiosos, otros de derecha y otros más de derecha juntó los votos necesarios y pasó a ser Primer Ministro - por segunda vez en su vida.
En este año y dos meses de gobierno no ha hecho nada que no dijera que vino a hacer, y si esto pasa por ponerse mal con los palestinos, con los árabes en general y con el mundo (incluído EEUU), no ha tenido - hasta ahora - problemas en hacerlo.
Al otro lado de la cancha, los palestinos están empantanados en pantano propio.
Divididos profundamente entre ellos, la Autoridad Palestina, encabezada por la OLP - el gobierno reconocido a nivel mundial - parece haberse asentado y estabilizado en Cisjordania (área conocida como "West Bank", "Judea-Samaria").
En Gaza, mientras tanto, la organización fundamentalista Hamas, ha apretado su dominio armado sobre la población de la franja a pesar del boicot mundial, de cerco israelí y de la tremenda destrucción que significó la pasada guerra con Israel en enero del 2009.
En estos momentos, los tres millones de palestinos de la región están divididos física, gubernamental e ideológicamente entre el millón y medio de Cisjordania, bajo la administración de la Autoridad Palestina (OLP) y el millón y medio de Gaza, bajo la dominación de Hamas.
Una separación que se profundiza día a día, ya que la OLP es pro-árabe, cercana a Egipto, los saudíes y los emiratos - mientras que Hamas es pro-Iraní, y busca la desestabilizar los regímenes árabes de la región para reemplazarlos por sistemas fascisto-religiosos semejantes al de los ayatolas de Irán.
La guerra civil (dic. 2006 - mayo 2007) en Gaza fue sangrienta e increíblemente cruel y dió lugar a intensos odios y profunda desconfianza entre ambas facciones de palestinos. De hecho, hasta ahora todos los intentos de Egipto y Jordania para reconciliar ambos bandos han fracasado.
La zona es un rompecabezas político capaz de causarle jaqueca a cualquiera.
Si a esto se suma el creciente peligro atómico iraní, la guerra no resuelta en Afganistán, la creciente desestabilización en Pakistán y el rearme acelerado de Hezbaláh en El Líbano - el asunto se convierte en un problema casi intratable de manera diplomática.
En medio de esta paella insoluble, Netaniahu y su gobierno de minoría en Israel están preocupados de una sola cosa: acrecentar, en lo que se pueda, el dominio israelí en los terrenos en disputa.
¿Por qué - preguntan - tendríamos que estar preocupados de otra cosa?
Y en verdad, el que Israel esté construyendo más casas en el este de Jerusalén, parece ser un problema diminuto ante los otros que enfrenta la región entera, sin embargo, según Obama es lo más urgente por solucionar.
Unos le darán la razón. Yo, humildemente, creo que se equivoca.
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