29 septiembre 2010

El nuevo Caballo de Troya del extremismo político: la liberación indígena

El recién pasado Bicentenario de Chile (18 de septiembre) fue celebrado por todos en el país. Casi. Un pequeño grupo elevó voces en contra de las celebraciones.
"¿Qué hay que celebrar?" era la pregunta menos incisiva - había otras preguntas y declaraciones mucho más radicales. Desde unas que despotricaban contra el país, contra sus instituciones, contra la democracia y otras que llamaban solapadamente o abiertamente a la "lucha" y a la "revolución".

Estas voces no se escucharon sólo en Chile. En México, que también celebraba su Bicentenario había llamados muy parecidos, tan parecidos que eran exactamente iguales.
No es extraño, ya que en el fondo, ambos habían nacido del mismo huevo.

Esta gente, solos o agrupados de alguna manera, dicen ser representantes de la "lucha indígena" y llaman, piden, exigen una "liberación" de los pueblos nativos del continente. Los más suaves hablan de "autonomía", los más avezados hablan directamente de "soberanía".
Su idea, parece ser, que los pueblos nativos deben levantarse contra los países en donde hoy radican y pelear, de manera activa y violenta si es necesario, por obtener una soberanía que alguna vez tuvieron en el pasado, hace 500 a mil años atrás.

Esa idea no se está estructurando sólo en Latinoamérica. Está siendo inyectada en la chilena Isla de Pascua, por ejemplo y en la estadounidense isla de Hawaii. Y mientras unos ya abogan por un "levantamiento de los pueblos nativos europeos" - sí, eso también - otros hablan de revivir un mítico imperio Aztlán que habría existido en un área que hoy corresponde al norte de Mexico y al sur de los EEUU.

Esto no es casualidad. Este súbito interés en organizar una especie de "levantamiento nativo" es manejado y alimentado desde sectores políticos que ven, en ello, la clave de su superviviencia ideológica.
Yo no tengo dudas que el real interés detrás de toda esta pantalla propagandística no es el mejorar los problemas legítimos que las comunidades indígenas puedan tener, sino socavar la estabilidad de los países involucrados.

Creo que los elementos más extremistas de la política mundial, que han sido desplazados del poder en los últimos decenios: comunistas, fascistas y otros con ideologías dictatoriales semejantes, están usando a los indígenas como caballo de Troya para tratar de penetrar, ganar fuerza y atacar sociedades modernas, democráticas, que les ha demostrado su rechazo en las urnas.

No es casualidad que los movimientos nacionalistas nativos sean los niños regalones de todo sitio web de extrema izquierda, desde Rebelión, la voz en castellano del extremismo político mundial, hasta El Ciudadano, el vocero actual de la antigua "lucha de clases" marxista.

De manera no muy increíble, estas organizaciones pro-indígenas (que no lo son en realidad) poseen una retórica nacionalista de estilo fascista: amor y elevación de banderas y símbolos patrios y llamados a luchar por "la raza" y su pureza, de una manera que habría puesto envidioso a Hitler.
Predican que todo el que no sea "nativo", de la propia raza, es un usurpador, un enemigo, un ladrón que está robando e impidiendo que "la raza" resurja y haga revivir antiguas glorias, imperios y grandeza.
Cualquiera que haya leído "Mein Kampf" de Adolph Hitler reconoce el mismo exacto argumento ultra-nacionalista.

¿Les parace extraño este híbrido entre extrema izquierda y extrema derecha? - No lo es tanto. Ambas están unidas en algunos otros aspectos: su desprecio por la democracia (por ejemplo, llaman "régimen represivo" a gobiernos democráticos y hablan de "represión" cuando estos gobiernos democráticos aplican la ley)  y un furioso antisemitismo (este, obviamente heredado de los movimientos islamistas que también militan en el "indigenismo").

Hace pocas semanas atrás se llevó a cabo la reunión G20 en Toronto. Y tal como se esperaba, un grupo de violentos sembró la destrucción en unas calles generalmente muy tranquilas. Tan tranquilas y respetuosas que por primera vez en su historia la Policía torontiana debió usar gas lacrimógeno.

La turba destructora: todos de negro y enmascarados era manejada principalmente la organización anarquista Black Bloc, pero increíblemente había abundancia de banderas "indígenas", otras comunistas y abundante también fue la presencia de elementos claramente racistas: de trajes cuasi-militares, cabezas rapadas, que exhibían cadenas y parafernalia de connotaciones nazis.

Una turba cómicamente heterogénea, sembrando una violencia y una destrucción nada de cómicas. No fueron muchos. Pero fueron suficientes para causar daños por millones a lugares públicos, comercio, carros y casas de la ciudad (para más detalle, leer aquí, aquí y aquí).

Fue un extraño cóctel de extremismo de izquierda, de derecha y de fascismo "indigenista". Todos ellos, juntos, expresando el inmenso rencor y frustración que sienten hacia una sociedad que los deja atrás, que se moderniza y democratiza, que aprende a convivir, a discutir y a solucionar problemas dentro de marcos legales y democráticos.
Una sociedad que les muestra, una y otra vez en las urnas, que no quiere saber nada de ellos.

No es casualidad tampoco que el discurso propagandístico del extremismo de izquierda, del extremismo de derecha, del anarquismo y de estos nuevos movimientos "liberadores indigenistas" sea exactamente el mismo. Con los mismos enemigos, con los mismos mitos y hasta los mismos slogans.

Los elementos más radicales de la sociedad, los extremistas políticos de todo color se han embarcado en este caballo de Troya ideológico - el indigenismo - con el que tratan de reclutar incautos y de penetrar y destruir de alguna manera una sociedad democrática que los ha dejado atrás.

Relacionado:
Walter Wendelin: el "embajador" de la izquierda abertzale en América Latina
(enlace aportado por C.Bryant)



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28 septiembre 2010

Nuevamente Israel y palestinos conversan: ¿será ésta la vez?

En las noticias nuevamente las posibles conversaciones entre israelíes y palestinos en pos de una posible paz.
Un asunto que lleva muchos años, oficialmente más o menos desde 1992, con ciertos logros, con muchos pasos hacia atrás, en medio: mucha violencia, tensión, guerra y víctimas de aquí y de allá.

Es que las conversaciones de paz llevan casi veinte años, pero el problema es mucho más viejo. Antiguo, con una historia compleja e intrincada que muchas veces más molesta que ayuda en esto de conseguir la paz.

Yo me he referido al asunto incontables veces en este blog. Porque me interesa, porque lo conozco bien y lo conozco bien porque viví casi veinte años en aquella región, donde es imposible vivir sin que el conflicto israelí-palestino te succione como remolino oceánico.

Han pasado tantos años que cada vez que se intenta de nuevo esto de la paz, los actores son diferentes, las circunstancias distintas, no sólo en la región, sino también afuera, en los EEUU, en Europa.
Hoy está el armamentismo nuclear iraní, su fundamentalismo religioso, su retórica abiertamente holocáustica. Ahora está Hamas dominando Gaza a punta de rifle. Ahora está Hezbala dominando el sur del Líbano, armado hasta los dientes con proyectiles iraníes.

Una situación compleja, con muchos - demasiados - actores, cada uno de ellos con sus propios intereses. Israel, los palestinos, los países árabes, EEUU, Europa... sumemos a esto los fuertes intereses económicos de China y Rusia en la región.

Pero, como siempre, todo queda en manos de Israel y los palestinos cabales. De Benjamín Netaniahu, que en estos momentos es Primer Ministro israelí, de Majmud Abás, presidente palestino y de Salam Fayad, primer ministro palestino.
Son ellos los que deberán mover sus peones políticos dentro de sus propias comunidades para adelantar acuerdos mutuos. Si realmente quieren.

"Es la última oportunidad" dicen diplomáticos en EEUU y Europa, pero palestinos e israelíes saben que no es así: que seguirán allí, vecinos para siempre. Cuando lo quieran, habrá una nueva oportunidad de hablar... hoy, mañana, pasado mañana. Sólo es cosa de golpear la puerta de al lado.

Los árabes tienen el refrán "la rapidez viene del demonio" y se toman su tiempo para todo, los israelíes parecen conformarse con un día más, un mes más, un año más en el status-quo. "Quién sabe qué pasará mañana", piensan "quizás por milagro todo se solucione en favor nuestro"...

Y todo parece seguir igual. Pero no crean, en el Medio Oriente todo es posible. Quizás nos llevemos una sorpresa esta vez. Una agradable, esperemos.


Relacionados:
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Belén - pequeña ciudad de muy antigua historia
Una paz demasiado cara
El conflicto Israelí-Palestino para dummies


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24 septiembre 2010

Sólo quiero que me informen de manera profesional

Por supuesto que leo, escucho y veo noticias. De Canadá, de Chile, de Israel. Pero siempre tengo bien en cuenta quién me está contando esas noticias.

Por ejemplo, leo el periódico Haaretz de Israel y también le echo una mirada a Yediot Ajaronot. Leo cosas aquí y allá, pero mientras leo tengo en cuenta que Haaretz es de izquierda y que Yediot es de derecha.
Lo mismo pasa con los canadienses Globe and Mail, izquierdista y National Post, de derecha.
O cuando de casualidad miro noticias en la cadena estadounidense Fox, republicana, de derecha o en la CBS, demócrata, liberal.

Uno lee y escucha, pero sabe que detrás de los titulares y los análisis hay personas, los periodistas, con tendencias políticas claras que, de una u otra manera, filtrarán los hechos, más o menos, desde su propio punto de vista ideológico.
Y eso no tiene ningún problema mientras yo sea consciente de aquello y el periodista en cuestión no mienta o tergiverse los hechos de manera descarada.

Pero al final, lo que uno (yo, al menos) quiere son periodistas, analistas, comentaristas tan profesionales que sean capaces de dejar de lado simpatías políticas y entregar un análisis lúcido, centrado, imparcial, basado e inteligente.
Se echa de menos el periodista de alta ética profesional, en el que se pueda confiar. Porque uno quiere saber lo que pasa, y eso presupone que uno no quiere que lo embauquen, que le mientan, que en vez de informarle le estén tratando de vender una agenda política (o religiosa).
Uno quiere ser informado por profesionales en el asunto. Y por los mejores. Para propaganda política uno puede, solito, acudir a algún partido o movimiento. No tiene necesidad de un periodista para eso.

¿Qué tipo de profesional serían los médicos si los de izquierda trataran tu enfermedad de una manera y los de derecha de otra? ¿Qué calidad profesional tendrían los ingenieros si los de izquierda construyeran puentes de una manera y los de derecha de otra?
Uno, gente de la calle, se preguntaría ¿es que no hay una manera puramente ingeniera de construir puentes? Y uno, creo yo, exigiría esa manera.

Simple: quiero periodistas, analistas, comentaristas que sean profesionales, independientes, leídos, que hablen con base, que sepan explicar hechos desde perspectivas históricas. En fin, que sean profesionales de la comunicación y la información.
No quiero uno que me esconda parámetros, que tergiverse hechos, que me cuente sólo la versión que va bien con su propia agenda política.

Por eso, estar bien informado es esfuerzo compartido: 1) de uno, que sabe dónde leer y a quién escuchar, porque uno ha logrado construir buenos filtros anti-basura-intelectual y 2) de los periodistas mismos: honestos, bien informados ellos mismos, con capacidad para pensar de manera analítica y con el profesionalismo de entregar su mejor opinión sobre algo.
Todo esto, siempre y cuando Ud. sea una persona honesta también, y no se contente con leer y escuchar solamente a esos que le cuentan lo que le gusta escuchar.


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22 septiembre 2010

Woody Allen y el Papa

Creo que el Papa ya finalizó su visita de fin de semana a Inglaterra, una llena de manifestaciones en contra debido a  los últimos escándalos de abuso sexual a niños en los antros de Iglesia Católica.
Ya dí mi opinión al respecto, aquí mismo, hace algún tiempo.
Pero no ese es el tema de este texto. El tema es más bien cinematográfico.

Los que siguen este blog saben de mi gusto por el cine, por las buenas películas y por Woody Allen, en especial. No puedo decir que tengo todas las películas de él, pero las tengo casi todas. De vez en cuando  saco alguna del estante y la veo de nuevo, quizás por enésima vez.
Es que son de esas que se ven, se descubren y se redescubren constantemente. En los diálogos, siempre hay algo, un chiste, una frase, que no habías captado antes en todo su contexto.

Anoche saqué "Hanna y sus hermanas" del estante, una película del 1986. Romántica, chispeante, irrisoria, muy típica de su estilo. Y he aquí un chiste al pasar que no recordaba y que regresa dramáticamente al primer plano con esto del viaje del Papa a Inglaterra y los escándalos.

En una escena de la película, Mickey, el personaje protagonizado por el propio Woody Allen, camina rapidamente por los pasillos de un teatro, seguido de ayudantes histéricos. La obra de teatro está por estrenarse y todo son nervios en los últimos momentos. Entre el torbellino de conversaciones, alguien le dice que el tipo de la censura lo está esperando, Michey le da mano, el tipo le dice que es muy posible que la obra sea censurada.
- "Pero cómo ¿por qué?", pregunta Mickey
- "El tema del acoso sexual a menores es algo muy delicado, señor", responde el censor.
- "¡Pero si ocurre en todos lados!" - razona Mickey - "además, en la obra no nombramos a nadie".
- "Sí, señor, lo hacen"
- "No. Decimos el Papa. Sólo el Papa, pero no decimos cuál...".

Un chiste al pasar. Uno se sonríe.
Así es que de alguna manera Allen adelantó una ácida crítica, a través del humor, mucho antes de que el escándalo de abusos sexuales a niños fuera tema de primera plana y provocara manifestaciones callejeras de repudio al Papa.
Se adelantó algo así como veinte años. Increíble.


21 septiembre 2010

Mis 18 después que me fuí

No soy el más indicado para contar cómo se celebra el 18 fuera de Chile. Ni viviendo allá yo era muy de fonda, cueca y chicha. Lo celebrábamos, lógico, primero en familia, con algún paseo, comiendo más empanadas de lo habitual, abriendo un vino más del habitual, pero no mucho más.

Mis primeros años en Israel estuve demasiado ocupado en mis asuntos como para acordarme siquiera que era 18 de septiembre - porque aunque sea difícil de creer, en el extranjero no lo celebran para nada - y cuando me acordaba éste tenía una relación más familiar que patriótica, porque mi papá nació un 18 de septiembre así que ese día significaba teléfono y larga conversación con él y la familia, más que una reverberación nacional.
Y estoy hablando de esa época jurásica de antes del internet, incluso, de antes de la PC.

Después, más asentado, varias veces fuimos a las celebraciones del 18 que organizaba el kibutz Gaash, muy cerca de donde vivía y adonde llegaba suficiente gente como para formar dos equipos (la U y el Colo), jugar un partido y zampar empanadas, chicha, cleri y 'arrejuntarse' con compatriotas que vivían en Israel.
Nunca fui a ninguna celebración "oficial" de la embajada chilena, la que comenzó a organizarlas después del 1990, con el regreso de la democracia.

En Canadá lo he celebrado aún más en familia: una banderita en al auto simboliza el lazo espiritual durante esos días, quizás ir al mercado Kessington en Toronto, donde dos o tres tiendas chilenas ofrecen empanadas, humitas, pastel de choclo y unos churros que llenan la calle con su aroma, pero que son, lamentablemente, bien caros.

Así, como ya se habrán dado cuenta, el 18 es ramadas, cueca y parada militar, pero para los chilenos es esencialmente una celebración de jugos gástricos.


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20 septiembre 2010

El Bicentenario desde lejos

Y ha pasado el 18 de septiembre, fecha que en esta oportunidad marcó el aniversario 200 de la independencia de Chile. Bueno, no exactamente. Lo que sucedió el 18 de septiembre de 1810 fue, en realidad, un primer paso hacia la independencia - la que se consiguiría en 1818.

Coincidió con los 200 años de independencia de Mexico, así que, a la distancia, ambos pueblos conmemoraron juntos estas fiestas patrias especiales.
Además de la celebración el 18 mismo, hubo la tradicional Parada Militar el 19, con la presencia del Presidente y el 20, como colofón, la Revista Naval en Valparaíso, que contó con más de 200 navíos y que fue la más grande de la historia (chilena, al menos).

Si esta fue algo así como la "independencia virtual" de Chile, entonces en el 2018 se celebrará la independencia real, la 'reality-independence' para ponerlo en términos televisivos.

Yo seguí las celebraciones desde lejos, por internet, a ratos por Twitter - donde hubo que soportar un incansable coro de quejosos que, muy enojados con esto del Bicentenario, protestaban por las fiestas, por la parada militar, por los buques, las fondas, el cielo, las nubes y la brisa.
El coro quejoso no es grande, pero es activo, grita mucho, no para un instante de textear y de mostrar - como niño taimado - su pataleta anti-chilena.

Pero bueno, son parte de este Chile 200 que, sigue caminando, entre terremoto y tsunami, hacia adelante, allí, entre los mejores países de Latinoamérica. En todo sentido.


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16 septiembre 2010

"In Treatment" - una serial larga y buena

He visto la primera temporada de la serie de TV "In Treatment". En este caso, la versión americana que produjo la cadena HBO (2008), con Gabriel Byrne protagonizando el carácter principal: el sicólogo Dr. Paul Weston.

Está basada en la serial israelí "Be Tipúl", que fue originalmente escrita y dirigida por Jagai Levi y que contó con el actor-director Assi Dayan protagonizando al doctor, el que en la serial original se llama Reuben Dagan.

La versión americana consta de 45 capítulos (un total de 1.290 minutos, ¡21 horas y media!) que muestran las sesiones de tratamiento sicológico entre el Dr. Weston y cuatro de sus pacientes, más las sesiones de conversación entre Weston mismo y su antigua jefa, en las que el sicólogo expone sus propios problemas vivenciales.

Las historias son interesantes, cada una de ellas tiene un crescendo constante y llegan, obviamente, a un clímax de resultados inesperados en los capítulos finales. Si bien cada historia es interesante en sí, la real fuerza de la serie radica en las extraordinarias actuaciones de cada uno de los personajes.
Transmitir emociones, hacer reir y hacer llorar, mostrar sufrimiento, desolación o completa alegría sentado en un sillón no es cosa fácil, me imagino, pero cada uno de los actores y actrices - incluida la adolescente actriz australiana Mia Wasikowska - despliegan actuaciones impresionantes.

La dejo recomendada a quienes gusten de dramas 100% humanos, sin aderezos efectistas ni computacionales, bien escritos, creíbles y excelentemente actuados. Dénse su tiempo para irla degustando con paciencia.
Semejante a la serial "Tell Me You Love Me", que ya ví y también comenté aquí. Aunque "In Treatment" no tiene las explícitas escenas de sexo de ésta, es también portadora de material bien "de adulto".

"In Treatment" ya ha continuado por una segunda temporada en HBO y en estos momentos se filma la tercera.


Puntaje: 9 de 10


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01 septiembre 2010

Por el Jardín de la Música, Toronto

Fotos tomadas hace poco en el Garden Music de Toronto, cerca de la costa. Verano, todo verde y florido, linda época. El bus que ven en la primera es anfibio, pasea turistas por tierra y agua. En la sexta, al fondo se ve la CN Tower, el edificio más alto de Canadá.
Bueno, vamos a las fotos: